Cisa.org.br

Aspectos generAles
El consumo de bebidas alcohólicas supone una práctica frecuente en la sociedad contemporánea. Según el último estudio domiciliario sobre el uso de drogas psico-trópicas en Brasil, realizado por el Centro Brasileño de Información sobre Drogas Psicotrópicas del Departamento de Psicobiología de la Universidad Federal de São Paulo (Cebrid/Unifesp),1 un 74,6% de los brasileños ya hicieron consumo de al-cohol alguna vez durante la vida, un 50% lo hicieron en el último año y un 38,3% en el mes previo a la entrevista.
La gente consume bebidas alcohólicas por diversas razones, tales como para reducir la ansiedad, sentirse menos inhibido y, en consecuencia, facilitar las rela-ciones sociales. Existe incluso una creencia de que el consumo de bebidas alcohó-licas antes y/o durante el acto sexual es capaz de incrementar el placer, propiciar un desempeño sexual deseable y facilitar actos referidos como difíciles de realizar sin el efecto del alcohol.2 Asimismo, se sabe que personas que consumen bebidas alcohólicas presentan dos veces más posibilidades de contraer el virus de la inmu-nodeficiencia humana (VIH) que personas que nunca las consumieron.3 Las in-vestigaciones demuestran que el consumo de alcohol ha sido asociado a frecuentes cambios de parejas sexuales, sexo a cambio de dinero, mayor número de parejas El alcohol y sus consecuencias: un enfoque multiconceptual casuales, sexo no deseado, práctica de sexo en grupo y sexo anal, oral y/o vaginal sin preservativo, ya sea con parejas fijas o casuales.2-6 VIH/sIDA
En la actualidad, la contaminación por el VIH ocurre predominantemente por la práctica de sexo sin preservativo.7,8 Según el último informe epidemiológico,8 alrededor de 33,2 millones de personas viven con dicho virus.
El continente africano es el lugar con mayor número de nuevas infecciones por año, y en Latinoamérica existen cerca de 1,6 millón de personas infectadas.8 En Brasil, la cifra de personas infectadas es de aproximadamente 630.000; desde el año 2000, la prevalencia de VIH es de un 0,5%.7 La prevalencia por continente de personas con VIH se puede ver en la Figura 1.
este europeo y Asia
europa occidental y
norteamérica
este Asiático
Medio oriente y
norte de África
sur y sureste
Asiático
latinoamérica
África subsahariana
oceanía
total: 33,2 (30,6 a 36,1) millones
Prevalencia de personas con VIH en 2007, según el informe de la Unaids.8 Fuente: http://data.unaids.org/pub/EPISlides/2007/2007_epiupdate_en.pdf.
Problemas específicos: alcohol y VIH/SIDA Los aspectos relacionados al consumo nocivo de alcohol y a la infección por el VIH se deben, sobre todo, a dos variables: al incremento en el riesgo de transmi-sión del virus por vía sexual y al consumo de alcohol, que en individuos infectados puede dificultar la adhesión al tratamiento antirretroviral. Se puede ver dicha re-lación en la Figura 2.
consuMo De AlcoHol y conDuctA sexuAl De rIesgo
Las investigaciones realizadas en diversos países demuestran que el consumo de bebidas alcohólicas antes y/o durante el acto sexual tiende a favorecer una Asociación entre el uso nocivo de alcohol y la infección por el VIH/SIDA. (Véase figura en el Cuaderno a color.) El alcohol y sus consecuencias: un enfoque multiconceptual disminución en la capacidad de discernir los riesgos asociados a la infección por el VIH, lo que dificulta la negociación y, en consecuencia, el uso de preservativo, facilitando, así, la diseminación del VIH y de otras enfermedades de transmisión sexual (ETS).2,5,9-11 En África Subsahariana, que presenta la más alta prevalencia de infección por VIH del mundo, varios estudios señalan el alcohol como un factor de riesgo para la contaminación,12 ya que la práctica de sexo sin preservativo, el cambio frecuente de parejas y la realización de sexo por dinero son más frecuentes entre hombres y mujeres que consumen bebidas alcohólicas que entre aquellos que no lo hacen.13 En Rusia, la conducta sexual asociada al consumo de alcohol ha sido señalada como el principal factor para la diseminación del VIH, y la tasa de contaminación en dicho país es una de las que más crecen en Europa.8,14 En India, la transmisión del VIH por contacto heterosexual llega al 80%, y el consumo de alcohol, sobre todo por hombres, también está asociado a la conta-minación.15 En Brasil, un 89% de las contaminaciones por VIH se dan por contacto sexual.16 Cerca del 95% de los brasileños con más de 18 años de edad practican alguna actividad sexual; entre ellos, un 29% de mujeres y un 36,6% de hombres hacen uso del preservativo en todos los actos sexuales. Asimismo, en la población sexualmente activa, un 33,9% de mujeres y un 54% de hombres también hacen uso regular de bebidas alcohólicas.17 Algunas variables como la cantidad y/o patrón de consumo, lugar asociado al consumo, edad, género, trastornos psiquiátricos, estructura familiar y factores socioeconómicos son discutidas en los estudios que señalan el consumo de alco-hol como factor de riesgo para ETS/VIH/SIDA (síndrome de inmunodeficiencia humana). El patrón de consumo todavía supone una característica en discusión cuando se relaciona alcohol y conducta sexual de riesgo. Algunos estudios sostie-nen que las personas que hacen uso intenso de alcohol, episódico o no, presentan más probabilidad de involucrarse en una conducta sexual de riesgo en compara-ción con aquellas que presentan un patrón de consumo diferente.11,18,19 Además, otros estudios demuestran que incluso el consumo moderado y/o poco frecuente ha sido asociado al sexo sin preservativo.20-22 Problemas específicos: alcohol y VIH/SIDA Más allá del patrón de consumo, todos los estudios demuestran que existe una asociación entre consumo de bebidas alcohólicas e incremento del sexo sin pre-servativo, cambio frecuente de pareja sexual, incremento del número de parejas sexuales, práctica sexual con profesionales del sexo, sexo a cambio de dinero y mayores tasas de infecciones por otras ETS.13,23 Además del patrón de consumo, otro factor asociado a la práctica de sexo, bajo efecto de alcohol, es el lugar don-de el individuo consume la bebida. Los lugares señalados como facilitadores del consumo de alcohol, asociado a la actividad sexual, son aquellos vinculados a las actividades sociales, sobre todo nocturnas, como bares, boîtes, discotecas y clubs nocturnos, en general frecuentados por adolescentes y adultos jóvenes.24-26 Las investigaciones demuestran que el consumo de alcohol también se asocia al inicio precoz de las actividades sexuales entre adolescentes. Cuanto más precoz es el inicio del consumo de alcohol, mayores son las posibilidades de que el adoles-cente se involucre en conductas sexuales de riesgo.27-31 El consumo de alcohol antes y/o durante el acto sexual y la falta de habilidades sociales fueron señalados como factores preponderantes para la práctica de sexo sin preservativo en adolescentes con edad entre 13 y 19 años.32-34 Otro factor relacio-nado a la práctica de sexo sin preservativo entre adolescentes es el uso/abuso y/o la dependencia alcohólica en miembros de la familia. Según Locke y Newcamb,35 el incremento del número de parejas sexuales y la práctica de sexo sin preservativo entre adolescentes del sexo femenino es mayor entre las adolescentes que tienen padres dependientes de alcohol que entre aquellas que no lo tienen.
En cuanto al género, las investigaciones demuestran que el uso/abuso y/o la dependencia alcohólica es más frecuente en hombres que en mujeres.1,17 Además, la tasa de actos sexuales realizados bajo efecto de alcohol, así como sexo sin preser-vativo, tanto con parejas fijas como con parejas casuales (incluso con profesionales del sexo), y la prevalencia de ETS/VIH/SIDA es mayor entre hombres que entre mujeres.22,25,36,37 Sin embargo, aunque consuman bebidas alcohólicas con menos frecuencia que los hombres, las mujeres también tienden a presentar una conducta sexual de riesgo cuando están bajo efecto del alcohol. Una investigación realizada con universitarias del sexo femenino mostró que, cuando estaban bajo efecto del El alcohol y sus consecuencias: un enfoque multiconceptual alcohol, las mujeres practicaban sexo sin preservativo y tenían más parejas sexuales que aquellas que no consumían alcohol.38,39 Resultados semejantes se encontraron en mujeres profesionales del sexo que, cuando estaban alcoholizadas, tendían a no exigir el uso del preservativo en los actos sexuales con sus clientes.40 Fischer et al.41 realizaron un estudio de cohorte con mujeres africanas y obser- varon que la prevalencia de VIH era mayor entre las que consumían alcohol en comparación con las abstemias. Los autores resaltan que la prevalencia de otras ETS era mayor también entre las que consumieron alcohol en el mes previo a la entrevista que entre aquellas que no consumieron.
Además del género, la asociación entre consumo de alcohol y conducta sexual de riesgo no ha diferido entre las poblaciones heterosexual y homosexual; ambas, cuando consumen alcohol, se implican en prácticas sexuales de riesgo, incluso cuando la pareja sexual es seropositiva.24,42 Otro factor relacionado al consumo de alcohol y conducta sexual de riesgo es la presencia de trastornos psiquiátricos. Varios estudios recientes sugieren que los pacientes psiquiátricos presentan mayor prevalencia de infección por el VIH que la población general.43,44 Según Tolou-Shams et al.,45 las personas diagnosticadas con depresión tienden a consumir alcohol con más frecuencia, costumbre asociada tanto al acto sexual como a otros contextos sociales, con tendencia a practicar sexo sin preservativo con mayor frecuencia que quienes no presentan esa patología.
Además de los trastornos del humor, los trastornos de conducta están cada vez más asociados al consumo de alcohol y a la conducta sexual de riesgo. Actos inde-seados, exhibicionismo, vejación y otros crímenes de violencia sexual se cometen muchas veces cuando los individuos están bajo el efecto del alcohol.46,47,48 Según Abbey et al.,49 en casi mitad de los crímenes sexuales, el abusador o el abusado habían consumido alcohol antes o en el momento del crimen. En Brasil, según Baltieri y Andrade,46,47 un 89,6% de los hombres que practicaron crímenes sexuales contra niños varones y un 46% de los que lo practicaron contra niñas presentaban uso intenso y/o dependencia alcohólica.
Problemas específicos: alcohol y VIH/SIDA consuMo De AlcoHol entre InDIVIDuos InfectADos
por el VIH

El consumo de bebidas alcohólicas entre individuos infectados por el VIH es una práctica frecuente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 53% de los individuos infectados por el VIH hicieron consumo de alcohol en el mes previo a la entrevista y un 8% fueron considerados bebedores intensos.49 Además de la práctica de sexo sin preservativo, otro factor asociado al consumo de alcohol entre personas con VIH es la disminución en la adhesión o la disconti-nuación del tratamiento farmacológico.50-53 El tratamiento del SIDA con terapia combinada supuso un cambio en el mode- lo de la enfermedad. En los últimos años, el SIDA se convirtió en una enfermedad de evolución crónica y controlable debido al seguimiento médico adecuado y al uso de fármacos que controlan la replicación viral. En ese modelo, la falta de ad-hesión al tratamiento es un grave problema, demasiado amenazante para la efecti-vidad del tratamiento, en particular cuando el régimen terapéutico se emplea por períodos prolongados.54 La falta de adhesión se señala como uno de los principales factores asociados al fallo terapéutico, ya que los pacientes sin adherencia presen-tan mayores tasas de morbimortalidad como consecuencia del VIH, con mayor riesgo de morirse por complicaciones de la infección.54 El éxito del tratamiento del VIH/SIDA requiere adherencia a los antirretrovi- rales igual o superior al 95%, a fin de prevenir la emergencia de las variantes del VIH resistentes a las drogas antirretrovirales, evitar el fallo del régimen terapéutico y limitar las opciones futuras de terapia.55 Las tasas más bajas de adhesión al tratamiento farmacológico se encuentran en personas que hacen uso frecuente, moderado y/o intenso de bebidas alcohólicas. Incluso hay descripciones que asocian los peores índices de adhesión a la cantidad de bebida consumida.56-59 Según Chander et al.,3 la adhesión en individuos que no consumen alcohol varía de un 56% a un 76%; sin embargo, entre aquellos que consumen bebidas alcohólicas, la adhesión varía de un 22% a un 57%.
El alcohol y sus consecuencias: un enfoque multiconceptual Según Cheever,60 en Canadá, el consumo de alcohol mostró ser el principal fac- tor de falta de adhesión entre los pacientes que reciben terapia combinada de alta potencia (HAART) para el tratamiento de la infección por el VIH.
En Brasil, Malbergier61 observó que un 35% de individuos investigados que hacían uso/abuso de alcohol y un 42% de los dependientes de alcohol no habían adherido al tratamiento farmacológico.
Howard et al.62 resaltan que el beber problemático se considera un predictor para la falta de adhesión al tratamiento antirretroviral (TARV) y Braithwaite et al.63 observaron que, entre los bebedores intensos (11%), la tasa de falta de ad-hesión era mayor que entre aquellos que hacían uso moderado (3%) de bebidas alcohólicas. Otras investigaciones demuestran, además, que los bebedores proble-máticos se olvidan o dejan de tomar dosis de la medicación con más frecuencia que las personas que no presentan ese patrón de consumo.63,64 El beber moderado ha sido asociado a tasas más bajas de adhesión cuando se los ha comparado con personas que no hacen consumo de alcohol.63 El consumo de alcohol es capaz de interferir de diversas maneras en la efectividad del tratamiento antirretroviral, ya que los usuarios de alcohol tienden a mantener estilos de vida más inestables, logran menor soporte social, siguen menos las pautas, utilizan ser-vicios de urgencia con mayor frecuencia, son poco tolerados por profesionales de la salud y son más propensos a comorbilidades clínicas y psiquiátricas.65,66 Henrich et al.,52 así como Malbergier,61 observaron que el número de células CD4 es menor y que la carga viral es mayor en individuos que consumen bebidas alcohólicas en comparación con aquellos que no las consumen. Los pacientes que siguen tratamiento con HAART y consumen alcohol presentan una cantidad de células CD4 significativamente menor que entre aquellos que no lo consumen. In-cluso, se encuentran publicaciones que afirman que el alcohol puede incrementar los niveles séricos de abacavir y amprenavir, fármacos utilizados en el tratamiento de la infección por el VIH. El incremento en los niveles séricos se asocia a mayor riesgo de efectos secundarios derivados del uso de antirretrovirales.67 El uso concomitante de bebidas alcohólicas y didanosina potencia la toxicidad de dicha sustancia, con un incremento en el riesgo de desarrollo de pancreatitis. Cabe resaltar, también, que pacientes seropositivos pueden hacer uso de fármacos Problemas específicos: alcohol y VIH/SIDA variados y que algunas asociaciones de tales fármacos con alcohol producen mul-tiplicidad de efectos; se pueden citar los ansiolíticos, que al ser utilizados con al-cohol se produce una potenciación del efecto de la embriaguez y el Metronidazol, cuya asociación con alcohol puede causar psicosis tóxica aguda.
InterVencIón en InDIVIDuos seroposItIVos y
consuMo De AlcoHol

Diversos estudios observan que el tratamiento para abuso y/o dependencia de sustancias reduce las conductas de riesgo en pacientes infectados por el VIH e incrementa la adhesión al tratamiento antirretroviral.68-70 Las intervenciones basadas en entrevista motivacional, intervención breve, pre- vención de recaída y terapia conductual y/o cognitivo-conductual demuestran una reducción en el consumo de alcohol e incremento en la adhesión al tratamiento antirretroviral.71 Además, las intervenciones que plantean maneras de incrementar la adhesión, las ventajas del cumplimiento del tratamiento antirretroviral y las consecuencias por la interacción de los antirretrovirales con el alcohol se reflejan en un incremento en la tasa de adhesión al tratamiento y reducción en el consumo de sustancias.67-69 preVencIón Del VIH y consuMo De AlcoHol
Existen diversas maneras de intervenir con la finalidad de reducir la conducta sexual de riesgo para VIH. Entre las intervenciones que presentan mayores tasas de éxito, están aquellas que discuten tanto el uso de sustancias como la conducta sexual de riesgo para VIH. De ese modo, algunos investigadores se focalizan en el uso de sustancias a fin de reducir la conducta sexual de riesgo asociada al consumo de alcohol; otros lo hacen de manera inversa, discutiendo la conducta sexual de riesgo a fin de reducir el uso de alcohol asociado a los actos sexuales.
Kalichman et al.5 realizaron una intervención con personas que consumían al- cohol antes y/o durante el acto sexual. El objetivo de la intervención era el entrena-miento en habilidades sociales. Los resultados mostraron que los sujetos sometidos a la intervención presentaron un incremento en el uso de preservativo de un 25% El alcohol y sus consecuencias: un enfoque multiconceptual a un 65% y redujeron otras conductas sexuales de riesgo en los seis meses poste-riores a las sesiones. Otro dato relevante fue la disminución en la creencia de que el consumo de alcohol antes o durante el acto sexual mejora el desempeño.
En cambio, otros autores se concentraron en la intervención para la prevención de la conducta sexual de riesgo en usuarios de alcohol. Los resultados mostraron que, tras el tratamiento, los individuos tuvieron menos parejas sexuales, usaron preservativo con más frecuencia y disminuyeron la práctica de sexo bajo efecto de alcohol.27 En general, las intervenciones señaladas como eficientes se basaron en el mode- lo conductual y/o cognitivo-conductual, en la orientación, en la entrevista motiva-cional y en la intervención breve. Se evaluó la eficiencia por medio de la reducción del uso de sustancias, ya sea antes o durante el acto sexual, ya sea en otros contex-tos, y del incremento de la conducta sexual segura, cuando ambos fenómenos se presentan asociados.72,73 consIDerAcIones fInAles
A la luz de las evidencias planteadas en este capítulo, se concluye que: • el consumo de alcohol asociado a la práctica sexual es un factor de riesgo para la diseminación de ETS/VIH/SIDA. Cuando se practica sexo bajo el efecto de alcohol, la gente, tanto personas seropositivas como seronegativas, tienden a tener más parejas y a no utilizar preservativo; • el sexo sin preservativo, múltiples parejas, parejas casuales, sexo a cambio de dinero, uso de otras drogas y crímenes sexuales son más frecuentes en usuarios de alcohol que en personas abstemias; • las prevalencias de ETS/VIH/SIDA son mayores entre quienes consumen al- • aunque la práctica de sexo bajo efecto de alcohol es más frecuente en hombres, adolescentes, jóvenes adultos y profesionales del sexo, dicha asociación se ha observado incluso entre las mujeres; Problemas específicos: alcohol y VIH/SIDA • tanto el beber intenso, episódico o continuo, como el beber moderado se han • el consumo de alcohol entre personas seropositivas ha sido asociado a mayores tasas de falta de adherencia al tratamiento antirretroviral; • para mensurar y/o analizar el riesgo existente en la práctica de sexo bajo efecto de alcohol, se debe comprender el ambiente en que se utiliza la bebida; • intervención breve, entrevista motivacional y terapia conductual y/o cogniti- vo-conductual son las intervenciones que encontraron resultados más eficaces en la reducción de la conducta sexual de riesgo y de consumo de alcohol, y en el incremento de la adhesión a los antirretrovirales tanto en personas seroposi-tivas como en seronegativas.
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Source: http://cisa.org.br/UserFiles/File/alcoolesuasconsequencias-es-cap6.pdf

What you should know about anesthesia – it could save your life

WHAT YOU SHOULD KNOW ABOUT ANESTHESIA – IT COULD SAVE YOUR LIFE Nancy Gould and Regis (Gigi) Park INTRODUCTION Surgery is a stressful experience. For a patient with mast cell disease, that stress is compounded by the possibility of complications including anaphylaxis, cardiovascular collapse, increased bleeding and even death. Therefore, general anesthesia is considered a hi

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